Cruzar el paso... Cerco. 2018
Instalación textil en madera.
Obra realizada colaborativamente con la Comunidad Mapuche-Williche Maulikan. Instalada en el Jardín de Infantes "Semillas" de Avellanal.
Residencia de Arte Colaborativo MINCAP. Calbuco, Región de los Lagos.
Fotografías por Sebastián Venegas y Viviana Silva.
El tejido como concepto, en numerosas culturas está unido a ideas de creación, complementación, conexión y vida. La acción de tejer representa la creación entendida como multiplicación o crecimiento a partir del hilo. A través del textil se crea una conexión íntima ligada al tiempo y su procedimiento. Una conexión con nuestros profundos recuerdos, una conexión también, de nuestra mente con nuestra mano.
En el arte contemporáneo solemos trabajar por proyectos, trazando un plan que se concretará en una obra y hacerlo implica como su nombre indica, proyectar, es decir, urdir y calcular un futuro. ¿Pero y qué pasaría si no hubiese proyecto?
En esta residencia por primera vez me lancé a la incertidumbre y falta de proyección para sacar adelante una obra colaborativa. Tanto en el trabajo realizado en witral como en este caso, junto a la Comunidad Mapuche-Williche Maulikan, fueron las conversaciones y las ideas conjuntas las que no llevaron al hacer y vivir la experiencia de una obra en colectividad. En este caso también mediante el tejido, solo que esta vez, con el tejido en madera local. De ahí que realizamos la construcción de un cerco a la manera antigua, trenzando palos de madera nativa como antaño hacían nuestros ancestros, de cara a aprender, revivir y dar a conocer esta actividad en la historia local desde lo cultural.
Así el cerco, funciona como revelador de una producción cultural propia: el tejido en madera. Un saber propio, situado, ancestral que se ha ido perdiendo y que con la Comunidad Maulikan buscamos traer a la memoria a través de esta obra y de la transmisión colectiva de este conocimiento que ha estado durmiendo y, sin embargo, permanece en lo más adentro de sus recuerdos.
Este cerco llamado Fagina se realiza trenzando, tejiendo vara con vara como si fuese un telar. En este tejido en madera, los estacones de luma funcionan como urdimbre y las varas, de arrayán y avellano, como trama. Los colores son los propios tonos de las diferentes maderas según las cuales fuimos diseñando nuestro cerco, como un witral, sólo que más duro y al aire libre. Además de este cerco tejimos también un Rebellin, cerco de varas de a pie tejidas con boqui al que dimos forma.
“Düweael chi Mamüll”: Tejer madera es lo que hemos hecho.
Tejido de maderas y conocimientos, tejido de risas en su hacer, de aprendizajes en el que confluimos enlazando, urdiendo.
Tejido que a futuro generará nuevos brotes, otros árboles en este lugar, pues la madera renace cuando se trabaja bajo los conocimientos ancestrales.
“Recordar” significa volver a pasar por el corazón y eso es lo que hicimos con Maulikan en este proceso.
Recordar a las abuelas cuando tejían el witral y los cercos, a los padres trabajando con la madera. Recordar historias de infancia junto al fuego, en la cocina a leña, cuando los tiempos eran tal vez más difíciles, cuando a las niñas les tocaba salir a trabajar con 14 años en vez de estudiar y jugar. Tiempos que mezclan sentimientos, que tejen historias y memorias.
Más sobre el proceso y la obra en: Bitácora Residencia Red Cultura
Y en el libro que publicamos: Cruzar el paso...